Obra del Rivismo: Magnetismo Manchego. (200 x 146 cm. © Ramón Rivas, 2007) |
En
2015 se celebra el IV Centenario de la publicación de la 2ª Parte de la novela
universal Don Quijote de la Mancha, por Don Miguel de Cervantes y Saavedra. la Obra "Magnetismo Manchego", es un homenaje a este acontecimiento histórico.
En el Rivismo, las
historias vividas, las experiencias acumuladas y los testigos, aunque sean
mudos, representan la filosofía y la estructura para expresar y plasmar
artísticamente los sentimientos en el ámbito material y poder
incorporarlos a cualquier tipo de
soporte.
Las Pinceladas Experienciales,
creadas por el artista plástico Ramón Rivas, entran en la vida, en las
experiencias e historias de elementos, objetos, materiales, dispositivos,…etc.,
que preferentemente en compañía de personas, son testigos mudos de lo que
ocurre en el mundo material, social y
sentimental.
De
esta forma, componentes debidamente estructurados, pueden contar sus propias
historias, e incluso transformarse en actores puramente materiales para narrar
dichas historias o representar
personajes que transmiten con un alma que no es humana sus experiencias y
vivencias en relación al mundo de los personas.
El
Rivismo, incorpora este tipo de planteamiento en el que la pincelada
tradicional, preferentemente, tiende a ser sustituida por la pincelada
experiencial, aportando frescura y riqueza al arte contemporáneo del siglo XXI.
Si leemos el siguiente texto: “En
un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo
que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco
y galgo corredor”.
Vemos que el hecho de que diga: “no
hace mucho tiempo…” hace contemporáneo a un personaje universal, Don
Quijote de la Mancha, que va a ser protagonista en una obra del Rivismo,
denominada: Magnetismo Manchego.
Don Quijote se viste de pinceladas
experienciales y a través de las mismas, se cuenta parte de la historia de este
personaje que posa en un formato de retrato-busto.
La obra del artista manchego Ramón
Rivas, reconstruye este personaje utilizando elementos materiales que poseen su
propia historia y que trazan similitudes con el aspecto orgánico y espiritual
del mismo.
El magnetismo que irradia nuestro
personaje se debe, en gran parte, a la envidia que llevamos en nuestro
interior. Cuando pensamos o planificamos
nuestro futuro, pensamos en lo que nos gustaría ser y soñamos muchas
cosas que jamás llegaremos a hacer realidad. Las circunstancias nos vencen, y
en definitiva, nos sentimos unos quijotes fracasados. Sin embargo, nuestro
personaje al inventarse su futuro y el proyecto de lo
que quiere ser, lo hace en forma llamatívamente artística e incluso con modelos
literarios, y lo más importante, lucha para conseguirlo por muy descabellado
que sea dicho proyecto. Ese futuro, no pretende conseguirlo por medio de encantamientos, sino por el valor de su brazo, pese a la oposición realista de su escudero Sancho Panza.
¿Cómo se incorpora el
magnetismo en la obra? Pues…, mediante las pinceladas experienciales. Para eso,
se ha recurrido a un transformador de potencia de una máquina de soldadura. Un
transformador obsoleto hallado en un desguace. Un dispositivo pensado para
amplificar la intensidad de corriente de salida, mediante el magnetismo creado
por la corriente que circula por unos cables. Un elemento que lleva en su
registro material muchas anotaciones. Trabajos de soldadura, testigo de
situaciones, actuaciones y conversaciones entre constructores, arquitectos,
obreros,..etc. Conversaciones que pudieran aglutinar el suficiente contenido
para crear uno y mil guiones que nada pudieran envidiar al mismo guión de
Cervantes. Pero claro está. Si hubieran caído en sus manos.
Este dispositivo, se transforma en el rostro de Don Quijote. Los cables se
retuercen y se amoldan al aura del
Caballero de la Triste Figura ocupando los espacios de su rostro. Ahora;
los pómulos, boca, ojos,..etc. están formados por cables generadores de
magnetismo. Magnetismo que constituye la razón de ser de este singular personaje. El semblante generado, refleja con
cierta precisión los cambios que él mismo señala y que se corresponden, entre
otros; con la ausencia de Dulcinea del Toboso, cuando se quita la armadura y se
queda desnudo, al buscar un refugio en el bosque y cuando rasga sus vestiduras,
esparce sus armas y da muestra de locura.
También, aparecen
corrientes energéticas que activan más las fantasías escritas, y que se alojan,
incluso, en su casco,-bacía de barbero-, representando a un dragón volador que
se alimenta de queso manchego.
Su contemporaneidad,
también se refleja en una camisa moderna con la que muestra su complicidad con
otro gran genio, también loco, pero de otro costal, y que es Einstein. La
aparición de fórmulas sobre la ecuación de la relatividad, presagian un deseo
universal, Don Quijote viaja por el universo a la velocidad de la luz y como
manifestó el genial físico, el paso del tiempo,-en estas circunstancias-, se
ralentiza, nosotros envejecemos, pero él, muy poco. Permanece prácticamente
igual mientras viaja generación tras generación y galaxia tras galaxia.
Don Quijote, repara su
armadura con cartón, lo cual muestra, una vez más, la locura, la imaginación y
el ingenio. En la obra Magnetismo Manchego, la armadura está reparada
con su misma historia. Los hombros están
protegidos por páginas de papel con texto de los capítulos que escribió, el
mismo Don Miguel de Cervantes.
El semblante triste del
Caballero Andante, queda compensado por la incorporación, junto a su corazón,
de un contemporáneo pins en el que aparece un pequeño corazón y el nombre de su
amada Dulcinea del Toboso.
Corazón sobre corazón para
curar todas sus tristezas, compensar sus descalabros y asentar sus ideales. Y
sobre todo, para revitalizar el deseo de ser dueño y señor de su Proyecto de
vida.
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